MECIÉNDOSE ENTRE RECUERDOS: EL COLUMPIO
¿Quién no ha soñado en volver a montarse en columpios y en ser niños nuevamente? Pues en tiempos de pandemia, y cuando quedarse en casa es la consigna, nuestro fiel amigo, el columpio, recobra la importancia que tenía hace unas décadas en Talara. Nuestros padres y abuelos aún recuerdan que en muchas casas de la antigua Talara había un columpio que servía para el descanso y sobre todo para soñar y disfrutar, por unos minutos, la vida.
Incluso, muchas de las grandes conversaciones en casa transcurrían al vaivén del columpio, pues permanecer en ese banco colgante nos permitía reflexionar y relajarnos; pero más aún: muchos de los columpios en Talara tenían una particularidad: los tubos habían sido usados en la industria del petróleo.
Por eso, en muchas viviendas aún puede verse un columpio en el jardín o en el pasadizo, pasando a ser -sin duda- un mudo testigo de la historia familiar. ¿Cuántos problemas se resolvieron pensando ahí? ¿Cuántas alegrías fueron expresadas en sus asientos de madera? ¿Cuántos matrimonios se forjaron lentamente, casi con candor, y ante la mirada de los celosos padres y hermanos de la novia?
Y como mencionan nuestros oyentes de Talara Mi Orgullo, que se emite por Radio Marilú, desde las 8am, en este tiempo de pandemia el columpio es también una buena invitación a quedarse en casa.