¡Talara bien vale un Perú!
Escribe Miguel Godos, periodista y profesor universitario
Lo que hoy es la ciudad de Talara empezó como una ciudad-empresa controlada desde 1914 hasta 1968 por la International Petroleum Company. Luego de la nacionalización del presidente Velasco Alvarado el 9 de octubre de 1968, pasó a convertirse en “ciudad abierta”. El diseño urbano ligado a la industria petrolera tenía como elementos de propuesta urbana: el racionalismo y el funcionalismo. Idea desarrollada por arquitectos peruanos.
El salto que convirtió a Talara en ciudad abierta produjo enormes cambios que acabaron con el ideal de ciudad orgánica y ordenada. Nuevas dinámicas urbanas y sociales transformaron la vida de la ciudad. Aparecieron nuevas formas de subsistencia y de autoempleo. Tras la necesidad de viviendas se poblaron las periferias con nuevos vecinos que con ingenio hicieron frente a la escasez de agua potable. Las expectativas laborales insatisfechas dieron lugar a novedosos empleos desconocidos en Talara.
A pesar de las angustias y pesares, Talara se mantiene en pie. Los viejos talareños evocan con nostalgia el pasado. Recuerdan las tardes apacibles en los columpios. El aroma de las guayabas en los jardines. Las instalaciones domiciliarias de gas en cada casa. Los muchachos practicaban el fútbol aprendido de los técnicos y geólogos ingleses llegados a Talara. Todos identificaban su barrio y la tradicional caleta de San Pedro donde se conseguía pescado fresco para el cebiche y el sudado.
Memorable personaje famoso de esta edad de oro es Monseñor Luis Pacheco Wilson el ilustre párroco de Talara que, en sus momentos libres, realizó despachos periodísticos para la agencia UPI. Al incendiarse en octubre de 1947 la iglesia de Talara Monseñor Pacheco se batió contra las llamas. Conjurado el siniestro y con el apoyo de los feligreses construyó el nuevo moderno templo.
Hoy la Iglesia Inmaculada de Talara, gracias al esfuerzo de su actual párroco, el Padre Eduardo Palacios Morey luce un hermoso retablo en pan de oro en el que no sólo están presentes las efigies de los santos peruanos: Santa Rosa de Lima, Fray Martín de Porres, San Juan Masías, Santo Toribio de Mogrovejo y las devociones regionales al Cautivo de Ayabaca y nuestra señora de las Mercedes de Paita.
Talara mantiene invicto su fervor y devoción católica. Hoy la esperanza de los talareños es la nueva refinería en la que se han invertido 5 mil millones de dólares que permitirán aprovechar el crudo procedente del oriente peruano y procesarlo para satisfacer las demandas del país y el mercado internacional. Como bien dicen los talareños: ¡La capital del oro negro bien vale un Perú!
Escúchanos en vivo a las 8 a.m. en Radio Marilú 105.3 FM
Artículos recomendados

LAS CARTAS SON PARTE DE LA HISTORIA DE TALARA
