MARIO QUEVEDO: ENTRE LA LITERATURA Y LA ARTESANÍA
05.12.2019
Uno de los talareños más destacados es don Mario Quevedo Urbina. Este año ha cumplido 70 años y es justo rendirle un homenaje. El maestro Quevedo es no solo uno de los grandes artesanos de la provincia, sino también un cronista y escritor. Hace algunos años publicó la crónica "La Hoja Desprendida", sobre la vida del luchador social Alejandro Taboada. Y ahora está próximo a terminar una novela que piensa titular "Caín y Abel".
¿Será una novela sobre los dos hijos de Adán y Eva? No, en realidad es un relato de largo aliento sobre dos hermanos que en la guerra de 1941 -que enfrentó a Perú y Ecuador- estuvieron en bandos contrarios. “Bueno, eso sucedió en la vida real. Yo entrevisté para acopiarme de información no solo a peruanos sino también a ecuatorianos, entre ellos al ministro del Ambiente de ese país, Jaime Galarza. El epílogo, como en el relato bíblico, se saldó con la muerte”, adelantó a Talara, mi orgullo.
Pero Mario es ante todo y sobre todo -como él dice- un artesano. Uno de los más grandes en la historia del norte peruano.
Y para sus artesanías o bisuterías usa recursos marinos como los caracoles, la concha de abanico, la concha blanca, la concha “pata de mula”, la concha negra. Asimismo, fibras vegetales como el pino blanco, el algarrobo y la ponciana. “Solo hay que darle un soplo de vida artesanal para que se transformen en no repositorios de belleza sino de utilidad”, manifiesta.
Dentro de esa artesanía utilitaria destacan los portalapiceros, los espejos, los collares y aretes, muñequitas y las tallas de animales marinos y embarcaciones. Mario Quevedo, como integrante destacado de la Asociación de Artesanos “San José Obrero”, también trabaja incansablemente en la investigación. “Investigación en artesanía es crear arte nuevo. Los talareños tenemos mucho talento, pero nos falta ser sistemáticos y disciplinados”, nos dice con la experiencia de haber trabajo casi tres décadas en seguridad industrial en la Refinería Talara de PETROPERÚ.
Mario Quevedo es también un talareño que aboga por el cuidado del ecosistema. “Yo he llegado a ver como el Spondylus, el oro rojo de los incas, crecía en Punta Pariñas. Hoy no hay ni rastro. Hay que ir hasta Puerto Pizarro para encontrarlo. Eso debe hacernos reflexionar sobre el cuidado de nuestro ecosistema marino, aquel nos da tantos insumos marinos para la artesanía. Tenemos todo, pero quien no valora lo tiene, al final lo termina perdiendo”, invoca mientras termina de tallar en concha de ostión, al que considera tan valioso como el mármol. Palabra de maestro.