Talara celebra al amor y la amistad
14.02.2019
¿Es Talara una provincia hecha para cobijar amor? Piense nomás en un atardecer en Lobitos. O en un sunset en Punta Balcones. Quizá usted prefiera una noche sentado al pie del Cristo Petrolero o en la Alameda Grau. O pasar la noche en Máncora o Los Órganos. Algunos podrán dar un paseo en yate en el mar de Cabo Blanco. Usted decida. Mientras tanto, les contamos dos historias de amor de la antigua Talara.
Cuentan que hace muchos años, durante una Semana Santa, un norteamericano que trabaja en la refinería se paseaba por la playa Punta Balcones junto a su enamorada, una agraciada talareña. Ya saben cómo es el amor. Los enamorados, luego de besos y caricias, se persiguieron por las playas y juguetearon con las olas. El amor suele ser poco precavido. Una ola, celosa de tanto cariño, derribó y arrastró hacia el mar a la pareja. No volvieron a aparecer.
O sí. Según algunas personas, dicen que en Semana Santa ven en horas de la noche a un “gringo” con una mujer que juguetean alegremente como aquella vez en que desaparecieron. Luego de persignarse afirman que eso le pasó a la pareja por ingresar a bañarse en el mar sin respetar el Viernes Santo, en que se conmemora el día de la crucifixión de Jesús.
Otra historia no tiene ese velo de misterio. El cronista y comunicador social René Luna Quiroga contó a Talara, mi orgullo que, décadas pasadas, había un personaje conocido como el “guardia Pajares”. Era de la Benemérita Guardia Civil. Muy circunspecto hacía sus rondas. Como en Talara no había prácticamente ningún hostal, las parejas se prodigaban caricias en los laterales o callejones. El policía sabía eso y hacía operativos para dar, sobre todo, con alguna alumna de la escuela nocturna que se hubiera escapado de clases para estar con su enamorado. Cuando la situación en la que los encontraba era muy acaramelada, el guardia Pajares detenía a la pareja, iba a la familia de la joven y sin que nadie pensara en reclamar abuso de autoridad hacía casar a la pareja.
“Tú pensarás que exagero o que es una leyenda urbana, pero eso sucedió también con una prima mía. Ella siempre dice: el guardia Pajares me hizo casar. Y lo importante es que está felizmente casada”, sostiene con una sonrisa René Luna.
Eran los tiempos en que las parejas no podían bailar ni tan pegaditos ni tan… concentrados. Y la fiesta de San Valentín se celebraba en muchos casos en el Club PETROPERÚ, con la participación esperada de orquestas como Los Destellos. Se bailaba “apegadito y con respeto”. Como vemos el amor siempre estuvo de moda en Talara.
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