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El talento escolar en el centenario de la refinería de Talara

En el Primer Concurso Interescolar de Bandas y Danzas Folclóricas por el centenario de la Refinería Talara 


Las manos de Gustavo estaban sudorosas a pesar del viento frío que ya corría por las calles de Talara. Y también temblaba pero no por ese viento. “Eran los nervios”, dice. “Solo habíamos practicado una semana, pero en el fondo sabíamos que marchábamos hacia la victoria”. 


Gustavo y su colegio, como otros nueve de los más representativos de Talara, desfilaban hacia la Plaza Grau, donde luego de ejecutar danzas ayacuchanas sumaron 98 sobre 100 en las tarjetas del jurado y obtuvieron la lira y el gallardete que desde hoy lucen en un lugar preferencial del colegio. En la categoría “Bandas” el primer lugar correspondería al colegio Federico Villarreal.


El nerviosismo, casi la ansiedad, también se había contagiado en la mayoría de los demás participantes. La música no impedía a los escolares escuchar lo que el público decía: “es uno de los concursos escolares artísticos más importantes de los últimos años en nuestra provincia” o “los que ganen quedarán en la historia porque es el Primer Concurso Interescolar de Bandas y Danzas Folclóricas que se realiza en Talara”. 


Pero quizá el galardón que más apetecía a todos los alumnos era el de ser vencedores en las celebraciones de… ¡un centenario! Porque el concurso se desarrollaba en el marco del primer siglo de funcionamiento de la Refinería Talara. Ese sábado, se estaba escribiendo una página de la historia talareña. 


Talara, mi orgullo estuvo en esta fiesta escolar de la identidad cultural. A primera vista parecía que el Perú profundo se hubiera congregado en el emblemático espacio talareño. Luego uno iba viendo, con mayor detalle, los banderines, los portaestandartes, los letreros con los nombres de los colegios talareños participantes. 


Cuando cayó la noche y los grillos sobrevolaban en el escenario, golpeándose contra las coberturas plásticas de las luminarias, las últimas familias terminaban de irse y algún pequeñín repetía los pasos de un huayno, porque sí algo produce estos cónclaves artísticos es sembrar en adultos pero especialmente en los más pequeños el bichito de la identidad cultural. 


Vea cómo se vivió la fiesta en la siguiente galería de fotos: